Es increíble que en pleno 2020 Dragon Ball todavía tenga tanta influencia sobre niños, jóvenes y adultos contemporáneos. Desde la década de los ochenta estamos jugando títulos inspirados en sus hazañas, comprando juguetes, mangas, viendo la serie animada una y otra vez y claro, esperando cada lanzamiento de esta franquicia como si en verdad no supiéramos en qué acaba o peor aún, esperando para revivir el mismo momento que hemos visto en otros videojuegos incontables veces. No cabe duda que somos fans y Bandai Namco lo sabe.
Dragon Ball Z: Kakarot es un juego de acción RPG que abarca la saga completa de DBZ, desde la llegada de Raditz a la tierra hasta la pelea final contra Buu visto principalmente desde la perspectiva de Goku (Kakaroto) aunque también te permite jugar con personajes como Vegeta, Piccolo y Gohan entre otros.
Eleva (muy lentamente) tu ki
Al tratarse de un RPG el ritmo de juego cambia drásticamente. Aquí tienes que explorar todos los mundos, buscar pelear con enemigos pequeños para ganar experiencia y subir de nivel, ayudar a otros personajes con misiones secundarias para ganar objetos, dinero y experiencia, cazar animales y pescar para poder preparar platillos especiales, buscar secretos en todos los mapas y, una actividad que puede llegar a ser particularmente tediosa: recolectar orbes.
Estas orbes, que son como esferas del dragón, pero de distintos colores, sirven para que los personajes puedan aprender nuevas habilidades que de hecho son esenciales para las peleas contra los jefes (villanos más reconocidos) y otros enemigos muy poderosos.
El asunto es que tienes que recolectar cientos de estas orbes en cada nivel, lo que te lleva un buen rato y si a eso le sumas las actividades adicionales como encontrar cuevas secretas, buscar misiones secundarias o incluso competir en carreras (basadas en el episodio donde Goku y Piccolo toman lecciones para manejar) sin contar las misiones que tienes que hacer para poder progresar en la historia principal, puedes estar una hora jugando y sentir que no avanzaste nada.
En lo general el juego es bastante entretenido si eres un fan de la serie, sin embargo, hay cosas que lo sobre complican, como por ejemplo, la supuesta comunidad. Esta función en el submenú que para algunos puede sonar como un componente en línea no es otra cosa que una colección de fichitas o estampitas que, de acuerdo con la zona en la que las coloques, te da bonos adicionales en la aventura.
Por ejemplo, la ficha de Goku es para combate y ciertos personajes afines con él te dan más poder y Ki en las peleas, Milk pertenece al área de alimentos, así que con ella sube de nivel todo lo relacionado con la preparación de los platillos y los efectos que tienen sobre los personajes.
Una vez que avanzas te vas dando cuenta que realmente no es una comunidad, sino una forma de darle más bonos a los personajes, pero no se les ocurrió un nombre menos complicado.
De dulce, chile y mole
Como ya dije, Dragon Ball Z: Kakarot es un juego de acción/RPG, pero en realidad, también mezcla algo de aventura ya que tienes que explorar los diferentes niveles obligatoriamente para poder avanzar o bien, para poder encontrar objetos útiles para tu aventura.
El problema es que ninguno de estos tres géneros termina por convencer: el ritmo de la aventura puede llegar a ser demasiado lento con varias misiones sin sentido y el recolectar orbes puede llegar a ser tedioso, aunque también hay jugadores que aman estar recolectándolas.
Aunque tienes un radar que te indica los objetivos más importantes, a veces le hace falta algo de personalización para poder marcar dónde hay algo oculto o lugares que te faltan explorar a profundidad para cuando regreses.
En lo que respecta a la acción, está suficientemente balanceada para que el jugador casual pueda terminar la historia pero, hay enemigos muy poderosos que requerirán de mucho mayor nivel para poder derrotarlos.
Además de tener el suficiente nivel y haber desbloqueado muchas habilidades, es necesario llegar con una estrategia, por ejemplo, escoger los supers que los personajes llevarán equipados (cada personajes puede equipar hasta cuatro técnicas) así como haber comido alimentos que te mejoren tus atributos de manera temporal.
Algo que los fans sabrán apreciar es que aquí los personajes van madurando como en la serie y la experiencia ganada se queda con ellos, es decir, cuando llegues a la saga de Cell, Gohan no tendrá que empezar desde cero.
¿Vale la pena o no?
Los fans van a disfrutar la experiencia, pues les da la oportunidad de explorar a detalle los distintos escenarios que se presentaron en la serie animada e incluso, podrán encontrar referencias (ocultas en los niveles) del anime, usualmente pequeños cuadros tomados de la serie original que detallan un momento memorable.
El poder subir de nivel y llegar mucho más poderoso que tu oponente siempre te da esa seguridad de poder jugar mucho más ofensivo y tratar de arriesgarte con todo tipo de ataques que aunque inútiles, son llamativos.
Las peleas contra Freezer, Cell y Kid Buu son emocionantes, pero llegar a ellas toma horas, muchísimas horas y no cualquiera está dispuesto a invertirle tanto tiempo a peleas que ya sabemos como acaban.
Dragon Ball Z: Kakarot es un buen juego que cumple con su cometido de mantenerte entretenido por muchas horas y aunque a veces pueda ser un poquito tedioso llegar a las peleas importantes, vale la pena las horas invertidas; tristemente no alcanzó a cubrir todas nuestras expectativas que eran muy altas, sobre todo porque nos hicieron creer que sería una aventura un tanto más ágil.
Al final solo nos deja pensando que tal vez sea momento de dejar descansar a la franquicia hasta que alguien pueda diseñar una nueva aventura que logre combinar las mejores ideas de los mejores juegos para entregar una aventura realmente excepcional.
Fuente: Milenio