.- En el marco del primer día del conversatorio "Diálogos sobre el alcohol: del consumo a la violencia", celebrado en la Facultad de Psicología de la UNAM, se exploraron las profundas implicaciones del consumo excesivo de alcohol en la salud mental de los mexicanos.
Expertos en psicología y salud pública destacaron que el inicio precoz en el consumo de alcohol eleva drásticamente el riesgo de desarrollar graves problemas asociados.
La accesibilidad omnipresente del alcohol, incluyendo su presencia cerca de instituciones educativas y el impacto de campañas publicitarias dirigidas a jóvenes, han exacerbado esta problemática. Grandes empresas promueven activamente el consumo entre los jóvenes mediante asociaciones con eventos deportivos y musicales, así como la comercialización de cócteles enlatados con alto contenido de azúcar.
El consumo de alcohol no solo sirve como puerta de entrada al uso de otras drogas psicoactivas, sino que también está estrechamente vinculado con la violencia de género y familiar, perpetuando ciclos de adicción a lo largo de generaciones.
Datos recientes revelan una alarmante igualdad entre adolescentes de ambos sexos en términos de dependencia al alcohol, contrastando con una mayor prevalencia entre hombres en la adultez.
A pesar de su naturaleza como depresor del sistema nervioso central, el alcohol continúa siendo subestimado como droga, exacerbando condiciones de salud mental como la depresión y la ansiedad, y complicando el tratamiento de otras enfermedades mentales.
La pandemia agravó este panorama al incrementar el consumo de alcohol entre aquellos que ya enfrentaban problemas de dependencia, mientras que los cambios sociales, incluyendo el confinamiento, llevaron a muchos a buscar al alcohol como un escape temporal ante la ansiedad y la depresión.
Los expertos enfatizaron la urgencia de implementar intervenciones efectivas para reducir el consumo de alcohol, proponiendo la creación de espacios libres de esta sustancia desde edades tempranas, así como el fomento de habilidades para manejar el estrés y promover relaciones interpersonales saludables.
Finalmente, el consumo excesivo de alcohol en México no solo constituye una seria amenaza para la salud pública, sino que también perpetúa desigualdades de género y tiene un impacto significativo en la salud mental de la población. Abordar este problema requiere acciones coordinadas entre sectores público y privado, junto con una mayor concienciación social sobre los devastadores efectos del alcoholismo.
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