Xalapa, Ver
Cuando la pandemia de coronavirus cerró las escuelas de Guatemala, un maestro del pequeño pueblo de Santa Cruz del Quiché juntó sus ahorros para comprar un triciclo de carga, y de esta manera, llevar sus clases directamente a las viviendas de sus alumnos.
A golpe de pedal, Lalito Gerardo Amílcar Ixcoy, de 27 años, avanza lentamente por las aldeas de Santa Cruz del Quiché, al norte de Guatemala, llevando a cuestas una escuela móvil en busca del encuentro con su próximo alumno.
El maestro se llama Gerardo Ixcoy, pero los residentes los pueblos lo conocen como ‘Lalito 10’, un apodo que ha tenido desde la infancia.
El maestro Lalito transformó su bicicleta en un salón móvil, con láminas de plástico para prevenir el contagio de covid, un pizarrón y hasta un pequeño panel solar conectado a un reproductor de audio que utiliza para sus lecciones.
Todos los días, el maestro de 27 años de edad pedalea por los campos agrícolas de la zona para dar clases particulares a sus alumnos de sexto grado de primaria.
Cada estudiante tiene clase con ‘Lalito’ entre dos y tres veces por semana.
“Intenté que los niños recibieran sus hojas de trabajo enviando instrucciones a través de WhatsApp, pero no respondieron. Los padres me dijeron que no tenían dinero para comprar paquetes de datos y que otros no podían ayudar a sus hijos a entender las instrucciones”.
La pandemia ha dejado a muchas familias en situaciones muy complicadas, donde el trabajo es precario para los padres y la monotonía es una aflicción para los niños, pero los alumnos reconocen el esfuerzo de su profesor.