Alexander Martínez, un estudiante de secundaria de 16 años que tenía el sueño de ser jugador profesional de futbol, fue asesinado este martes por oficiales de la comunidad Vicente, en el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa en los límites de Oaxaca.
El joven viajaba en una motocicleta con tres de sus amigos, quienes habían comprado un refresco en una gasolinera y ya iban de regreso a su casa, cuando una patrulla municipal con el número 23 los embistió y un policía les disparó.
El joven jugaba en la tercer división y era parte de una filial de los Rayados de Monterrey en Tierra Blanca, Veracruz, murió tras recibir un tiro en la cabeza, mientras que uno de sus amigos resultó herido y el resto ilesos.
“Una patrulla se le fue encima, pensando que él iba con una arma. Que no mamen, mi hijo no usa armas. Mi hijo iba con ellos dos. Solo los estaba esperando para comer pizza. Ellos no son unos delincuentes, son nos niños. Y cómo voy a creer que esos pendejos se confundan”, narró la inconsolable mujer.
Ahora pide justicia por su “bebé”, a quien, reveló, ya muerto los policías le pusieron una pistola en las manos.
“Yo quiero a mi hijo y aquí está muerto con un tiro en la cabeza. Mírenlo, mírenlo cómo lo dejaron. Quiero justicia. Todavía se encargaron de ponerle una pinche pistola en las manos a mi hijo”, gritaba la madre de Alexander mientras mostraba su cuerpo ensangrentado.
Tras el asesinato de su hijo, quien de acuerdo con sus amigo quería dejar su marca personal y darle el mundo a su mamá, la mujer asegura que ya le “vale madres todo”.
“Ya me quitaron mi sangre, mi bebé. Él era mi bebé, por el que yo luchaba, por el que me desvivía para llevarlo a Orizaba, porque yo iba regresaba para que él jugara futbol. Y miren lo que me han hecho, me han destruído”.
Fuente: Grupo Imagen
