“A García Luna, Arturo Beltrán Leyva le entregaba ‘La polla’, el dinero recolectado entre las fracciones del Cártel de Sinaloa, de un millón a un millón y medio de dólares mensual”, así lo dio a conocer Sergio Villarreal Barragán ante el jurado y el juez en la Corte Brooklyn, Nueva York.
.- Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, fue lugarteniente de los Beltrán Leyva, quien debutó este lunes como primer testigo en el caso que se sigue contra el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna acusado de conspiración internacional para traficar cocaína a Estados Unidos y mentir a un agente migratorio.
“El Grande” rindió declaración en la Corte de Distrito Este de Nueva York tras la presentación de los alegatos iniciales de la Fiscalía de Estados Unidos contra García Luna, y afirmó que el excolaborador de Felipe Calderón Hinojosa recibió dinero del Cartel de Sinaloa.
Escoltado por alguaciles federales, “El Grande” se sentó en el banquillo de los testigos al lado derecho de Cogan, de frente al jurado, y al flanco izquierdo de García Luna, sus abogados y los fiscales.
“Yo lo vi en varias reuniones con Arturo Beltrán Leyva”, comenzó diciendo “El Grande” en referencia al acusado a quien, en respuesta a la fiscal Erin Reid, quien lo interrogó, identificó sin titubeos, por nombre, apellidos y título: Genaro García Luna, director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) durante la presidencia de Fox.
- ¿Para qué se reunía Arturo Beltrán Leyva con él?, cuestionó la fiscal.
- Para pagarle sobornos por parte del Cártel de Sinaloa-- soltó el narcotraficante, quien se presentó en la sala vestido de traje negro que, por su tamaño, cumple cabalmente con su apodo, y se apoderó inmediatamente de la atención del jurado y de todos los presentes en la sala 8D que controla y domina el juez Cogan.
“El Grande”, capturado en México en 2010, narró en la primera audiencia una minuciosa red de corrupción dirigida por García Luna en concubinato con todas las fracciones del Cártel de Sinaloa que datan de 2001 a 2006.
La relación de García Luna con el Cártel de Sinaloa abarcaba a todos los capos de esa organización, Ismael “El Mayo” Zambada García, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, Ignacio “Nacho” Coronel, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, Amado Carrillo Fuentes y Vicente Carrillo Fuentes.
Gracias a la ayuda de García Luna durante el sexenio de Fox, el Cártel de Sinaloa “ganó mucho dinero, millones, miles de millones de dólares”, de acuerdo con las declaraciones de “El Grande”, mismas que tienen que probar los fiscales ante el jurado y no quedarse nada más con el testimonio y palabra de un narcotraficante confeso, juzgado y sentenciado en Estados Unidos.
Como se anticipaba, en la audiencia, con la presencia del primer testigo por parte del Departamento de Justicia, los nombres de los expresidentes Fox y Calderón, fueron sustento para narrar la larga cadena de corrupción encabezada por García Luna.
Bajo la batuta de Reid, quien colocó sobre la parte superior de una pizarra la fotografía de García Luna, “El Grande” fue identificando uno a uno a los presuntos socios del acusado en la trama de colusión y corrupción con el Cártel de Sinaloa.
Todos subalternos del acusado en su paso por la AFI, “El Grande” nombró a los que eran parte del círculo cercano de García Luna en lo que parecía ser la nomenclatura de una especie de cártel criminal desde el gobierno y no una dependencia federal para combatir el narcotráfico.
Luis Cárdenas Palomino, Ramón Pequeño García, al comandante Domingo, Armando Espinosa de Benito, Edgar Millán, Iván Reyes Arzate, Víctor Garay Cadena, Edgar Enrique Ballardo del Villar y otros comandantes regionales de la AFI, a quienes “El Grande” nombró por su primer nombre o apellido, como Villegas y Eloy que fueron enlistados como socios principales en la nómina de corrupción de García Luna.
Arturo Beltrán Leyva le entregaba el dinero
“A García Luna, Arturo Beltrán Leyva le entregaba ‘La polla’, el dinero recolectado entre las fracciones del Cártel de Sinaloa, de un millón a un millón y medio de dólares mensual”, aseguró Villarreal Barragán ante el jurado y el juez en la Corte Brooklyn.
Con una mirada de hielo y sin mostrar reacciones por lo menos faciales, García Luna tomaba nota de lo que decía “El Grande”, quien dijo que en decenas de ocasiones fue testigo de los pagos millonarios que por lo menos los Beltrán Leyva le entregaban mensualmente.
“Todas las cosas caminaban perfectamente, era la mejor inversión que tenían”, subrayó “El Grande” en referencia a los pagos del Cártel de Sinaloa para García Luna y los dividendos que para esa organización significaban esos pagos mensuales.
Aunque también había excepciones, como representaban para los narcotraficantes y García Luna la confiscación de cocaína y otras drogas a cárteles rivales, como el del Golfo y Los Zetas, comandados por Osiel Cárdenas Guillén en la época de la presidencia de Fox.
Con frialdad y sin inmutarse, “El Grande” contó un incidente ocurrido en 2003 cuando gracias a la información que le dio García Luna a los Beltrán Leyva, confiscaron dos toneladas de cocaína del Cártel del Golfo en la carretera que va de la Ciudad de México a Veracruz.
“La cocaína se llevó a una bodega en Cuernavaca, Morelos, porque con García Luna se repartían en un 50% los decomisos, no la droga, sino el dinero de lo que costaba”, aseguró “El Grande”.
A la bodega presuntamente acudió García Luna acompañado de Cárdenas Palomino, donde Arturo Beltrán Leyva, su secretario Roberto “R” y en presencia de “El Grande”, recibieron su parte en billetes de 20 dólares colocados en cajas de cartón.
- ¿Cuánto?, inquirió la fiscal Reid.
- 14 o 16 millones de dólares, respondió “El Grande”, destacando que él vio el dinero y que además Beltrán Leyva tuvo que prestarle a García Luna una camioneta porque en el vehículo que llevaba no cabían todas las cajas con los dólares de su 50% correspondiente de la cocaína.
Los pagos mensuales al entonces titular de la AFI, provenientes de la “polla” del Cártel de Sinaloa y que “El Grande” dijo haber presenciado a lo largo del periodo de Fox, se hicieron en su mayoría de ocasiones en “La Oficina”, una casa de seguridad ubicada al sur de la capital mexicana.
Respaldado por un mapa, “El Grande” ubicó esa “oficina” a unas tres cuadras del centro comercial Perisur, y a unas tres o cuatro cuadras de una iglesia católica, Parroquia la Esperanza de María en la Resurrección del Señor conocida como “La Paloma” por su estructura arquitectónica.
“El Grande” afirmó que Arturo Beltrán Leyva acudía con frecuencia a esa iglesia, y que a García Luna y sus acompañantes, “R” u otros capos, los recogían en el estacionamiento de Perisur para ser llevados a recoger su cobro mensual a “La Oficina”.
“En billetes de 100 dólares, en fajos de 10 mil dólares, y pacas de 50 mil, se les entregaba el dinero que se colocaba en maletas negras, conocidas en México como chorizos”, describió “El Grande”.
“El Grande” fue deportado a Estados Unidos en 2012 luego de servir como testigo protegido para la Procuraduría General de la República (PGR), durante el sexenio de Felipe Calderón, quien tuvo a Genaro García Luna como secretario de Seguridad Pública.
Cabe mencionar, que El Grande, comenzó como ladrón de autos en Torreón, Coahuila, y más tarde fue policía en esa ciudad, se relacionó con Los Zetas y el Cártel del Golfo, pero finalmente se incorporó con la célula del Cártel de Sinaloa encabezada por Arturo y Alfredo Beltrán Leyva. También tuvo relaciones con Édgar Valdez Villarreal “La Barbie”.
Su meteórica carrera en el narcotráfico se vino abajo cuando los hermanos Beltrán Leyva y Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” rompieron relaciones. “El Grande” comenzó a ser perseguido por el Ejército y la Marina, por lo que tuvo que refugiarse en Morelos y luego en Puebla, donde fue detenido el 12 de septiembre de 2010.
Fue entonces que se convirtió en testigo protegido de la PGR, a la que narró la forma en que traficaba cocaína y cómo mandaba matar o ejecutaba a quienes consideraba “traidores”.
Fuente: Proceso