Xalapa, Ver
No son buenos tiempos para las tortugas marinas. Pues históricamente son buscadas por su carne, piel, caparazón y huevos, ahora el cambio climático representa una nueva amenaza.
El sexo de las crías de estos animales depende de la temperatura de la arena en la que ponen los huevos: la arena más caliente provoca el aumento de la proporción de crías hembra.
Efectivamente, esta especie ha evolucionado para sincronizar su reproducción con los momentos del año en los que la temperatura produce igual número de machos que de hembras. Si esta proporción se pierde, las poblaciones podrían disminuir drásticamente debido a la escasez de uno de los sexos.
Sin embargo, ésta no es la única consecuencia del cambio climático para las tortugas. Además, el aumento de eventos climáticos extremos, como huracanes y ciclones tropicales, podría poner en peligro su hábitat, inundando sus nidos y erosionando las playas.
Igualmente, a medida que sube el nivel del mar, se reduce su hábitat y los lugares de desove. Si ya es difícil para las tortugas encontrar playas que se adapten a las condiciones necesarias para poner sus huevos, debido al aumento de la construcción, la subida del nivel del mar complica todavía más las cosas.
Por otra parte, el aumento de la temperatura puede provocar cambios en las corrientes de los océanos, algo que preocupa especialmente en el Canal de Mozambique. Así, las tortugas podrían tener que cambiar sus migraciones y lugares de desove, encontrando lugares que podrían no ser ideales para su supervivencia y desarrollo.
Hay investigaciones buscan averiguar si las tortugas serán capaces de adaptarse con la celeridad necesaria a los cambios que se prevén para las próximas décadas en los océanos. Para algunos, hay esperanza, al menos en el caso de las tortugas verdes, que ya han superado varias crisis climáticas en el pasado y han demostrado una gran capacidad de adaptación.