Gary Jones, presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), renunció luego de que los líderes sindicales tomaran medidas para retirarlo del cargo y General Motors interpusiera una demanda contra Fiat Chrysler por supuesto pago de sobornos a los directivos del organismo laboral.
Jones ha notificado al sindicato que se jubilaría, informó Bruce Maffeo, su abogado en Nueva York, a través de un correo electrónico.
La noticia de la renuncia de Jones se produjo poco tiempo después de que la junta ejecutiva internacional de UAW presentó la documentación para expulsar a Jones y al director regional Vance Pearson debido a las acusaciones que surgieron de una investigación federal de corrupción en el sindicato y que ha derivado en varios arrestos desde 2017.
Pearson enfrenta cargos criminales mientras que Jones no ha sido acusado, aunque en agosto pasado agentes federales registraron su casa ubicada en los suburbios de Detroit.
En el correo electrónico, Maffeo dijo que Jones tomó la decisión de renunciar antes de enterarse que se habían emprendido medidas para destituirlo.
Jones, que ha sido miembro de la UAW durante 44 años y comenzó como un trabajador de fábrica, dimitió para dejar que el sindicato se enfoque en su misión central de mejorar las vidas de los miembros y sus familias, señaló el abogado.
El estatus de Pearson en el sindicato no estaba claro para la noche del miércoles. Se envió un mensaje a su abogado en busca de comentarios.
La renuncia de Jones surgió horas después de que General Motors interpuso una demanda contra Fiat Chrysler, en la que acusó a su rival de competencia desleal mediante pago de sobornos a directivos de la UAW.
Demanda por sobornos
La demanda, presentada en una corte federal de distrito de Detroit, acusa a FCA de estar involucrada en delincuencia organizada al pagar sobornos millonarios para obtener concesiones y ventajas en tres acuerdos laborales con el sindicato.
La querella alega que Fiat Chrysler corrompió el proceso de negociación con el UAW en los contratos laborales de 2009, 2011 y 2015 para obtener ventajas sobre General Motors.
"FCA fue el claro promotor de actos ilícitos generalizados, al pagar millones de dólares en sobornos para obtener concesiones" del sindicato, dijo Craig Glidden, el abogado principal de GM. "La manipulación del proceso de negociación colectiva por parte de FCA condujo a costos laborales y ventajas operativas injustas, lo que perjudicó a GM".
En un comunicado, Fiat Chrysler consideró que la demanda carece de "méritos" y señaló que se defendería enérgicamente. También acusó a General Motors de tratar de perjudicar su fusión propuesta con la automotriz francesa PSA Peugeot, así como las negociaciones que sostiene con UAW.
"Estamos sorprendidos por esta demanda, tanto por su contenido como por el momento" en el que se presentó, dijo Fiat Chrysler. "Pretendemos defendernos enérgicamente contra esta demanda sin mérito y buscaremos todos los recursos legales para responder a ella", agregó.
En la demanda, General Motors acusó al director general de Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, quien murió el año pasado, de autorizar sobornos con un valor de más de 1,5 millones de dólares a directivos del sindicato en una asociación ilícita que impuso costos laborales imprevistos a General Motors.
Los precios más altos fueron diseñados para obligar a que General Motors se fusionara con FCA, luego de que había rechazado la oferta de Marchionne para unir a las dos compañías, de acuerdo con la demanda.
Erik Gordon, profesor de negocios y derecho de la Universidad de Michigan, señaló que el hecho de que una compañía demande a otra por sobornos a las autoridades sindicales es algo sin precedentes. Aunque las acusaciones de General Motors son creíbles dado que los fiscales federales ya habían destapado lo ocurrido, la compañía tendrá que convencer a un jurado de que los señalamientos realmente ocurrieron, comentó Gordon.
Fuente: Milenio