. - A cuentagotas, en lo que “planchan” las inconformidades en cada municipio, Morena empezó a anunciar esta semana quiénes encabezarán sus candidaturas a los 212 ayuntamientos veracruzanos que se renovarán en los comicios de este próximo 1 de junio.
Como ya es una costumbre en el nuevo partido oficial, sus procesos se hicieron al margen de la legalidad electoral, a través de figuras que no están contempladas en norma alguna, como la de “promotores de la cuarta transformación”, eufemismo para darle la vuelta a las leyes y no decirles precandidatos, que es lo que en realidad son y que, por ese motivo, tendrían que rendir cuentas de sus gastos de promoción y las aportaciones recibidas en este periodo.
Sin embargo, como no hay autoridad que les ponga un alto y mucho menos que se atreva a anularles alguna candidatura, en Morena hacen lo que quieren y postulan a quienes la cúpula, no la militancia –como pretenden hacerles creer-, escoge.
Aunque el “método” que supuestamente utilizan para las definiciones es el de las encuestas, desde el proceso electoral del año pasado quedó más que probado que es una falacia, un engaño, porque la decisión final se toma en el centro del país, mediante el infalible e inefable “dedazo”.
Así se definió en su momento la candidatura de Rocío Nahle a la gubernatura de Veracruz y así se están decidiendo las de las presidencias municipales.
Por ejemplo, desde el inicio se supo que para Xalapa la “elegida” era Daniela Griego, quien hasta el último minuto se aferró a la dirección del Instituto de Pensiones, responsabilidad pública que “combinó” con su proselitismo partidista abiertamente. Aunque en realidad, ni falta le hacía. La decisión siempre estuvo tomada en su favor.
Mismo caso del subsecretario de Finanzas Pedro Miguel Rosaldo, alfil de Nahle para la presidencia municipal de Coatzacoalcos, que tampoco tuvo la “delicadeza” de renunciar a su cargo gubernamental para hacer proselitismo.
Dirán que la ley se los permitía porque lo hacían en sus “ratos libres”, triste simulación que ni siquiera pretende esconder el evidente desvío de recursos públicos.
Pero no fueron éstas las únicas imposiciones. Una de las más groseras fue en el municipio de Alvarado, que según el convenio de coalición le correspondía encabezar a su “aliado” el Partido Verde, pero en donde Morena metió “a chaleco” al impresentable expanista y exemecista Hipólito Deschamps, a quien con esto le “pagaron” su papel como esquirol del régimen en la pasada elección por la gubernatura. Y todavía para mayor escarnio, oficialmente se presentará como posición del PVEM.
Otra es la del exalcalde expriista de Orizaba Igor Rojí, quien al saber que no sería “ungido” otra vez como “sucesor” del actual munícipe Juan Manuel Diez, con la mano en la cintura brincó a la “cuarta transformación” desde 2023 e intentará regresar al palacio municipal de la Pluviosilla, donde los militantes de Morena están morados, pero de coraje, pues se las volvieron a aplicar.
En Poza Rica fue colocada la diputada local Adanely Rodríguez Rodríguez, exdirectora de Comunicación Social del mismo ayuntamiento que ahora quiere gobernar, y posición del presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz, Esteban Bautista.
Ahí lo que en realidad llamó la atención fue la confirmación de que el exsecretario de Finanzas del sexenio anterior, José Luis Lima Franco, en realidad fue echado del círculo gobernante y que lo de su supuesta “aspiración” a la alcaldía fue un mero pretexto para no evidenciar la fractura en la víspera del inicio de la actual administración estatal.
Caso aparte es el de Daniel Antonio Baizabal González, quien será de nueva cuenta candidato en Emiliano Zapata. Solo que antes lo fue por el PRD-PAN, impulsado en ese momento por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, y después por Redes Sociales Progresistas, que para entonces regenteaba en Veracruz la expriista y hoy petista –y censora- Elizabeth Morales García.
Baizabal perdió en todos los intentos. Y a pesar de que Morena lo rechazó en 2021 precisamente por sus vínculos yunistas, ahora parece que hubo razones de pe$o para darle la candidatura.
Por las mismas andan los demás “promotores de la cuarta transformación” que han sido anunciados y los que se darán a conocer en los siguientes días: todo se reduce a compromisos, imposiciones descaradas, intereses de grupo, compadrazgos, pago de facturas y complicidades.
De democracia, nada. Viles “dedazos”. En la mejor tradición del viejo PRI, reencarnado en Morena.
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